Todos, todos tenemos una hora cobarde.
Una hora de hastío cuando muere la tarde.
Cuando se va el amigo que nos trae calor.
El amigo de oro, el Mago Gestador.
Cuando se juntan todas las impresiones malas
Y el alma es un tejido de finísimas alas.
Cuando puede decirse: lo que fue no será;
lo que no hice hoy no lo haré nunca ya.
Es entonces, cobarde, que me acosa el deseo
de ser y ni pienso, ni trabajo, ni creo.
Es una nulidad completa de mí misma
Que me asusta y me hiere, me subyuga y abisma.
Es entonces que yo quisiera ser así
Como una cosa nimia, fútil y baladí.
Un chicle que se lleva guardado en el bolsillo.
Una prenda cualquiera, un reloj, un anillo..
Y que no sabe nada y que no piensa nada.
Todos, todos tenemos una hora cobarde,
Una hora de hastío cuando muere la tarde.
Foto: noche
8 comentarios:
Un poema muy ameno. Somos cobardes en la muerte de la tarde, aunque con tan mágica puesta de sol, ese cansancio se desvanece…
Esa tarde que muere, trae consigo la “noche” ;)
Un besote.
Ay..., me resulta muy triste este poema.
Prefiero algo que levante el ánimo.
Un beso
Todos , todos.
Pero también sabemos que el día tiene veinticuatro. Una hora, entre 24 es un cuatro por ciento.
Entonces, enana, eres, somos, un 96% de valientes.
El que no tiene miedo, no sabe de la fuerza que es necesaria para vencerlo, ni la alegría que da sobreponerse a él. El miedo es un instinto de supervivencia, el cansancio es el cuerpo o la mente, que nos avisan de la necesidad de parar un poco, solo un poco, para reponer fuerzas, para vencer el miedo, para crecer desde dentro, para renacer, como el Ave Fénix, incluso de nuestras propias cenizas.
Y, fíjate que solamente una mujer es capaz de decir y hacer un poema así: los hombres, cuando tienen miedo, no son capaces de decirlo. Porque decirlo, es de valientes.
El nihilismo son unas buenas vacaciones para esas horitas cobardes que de vez en cuando nos acechan. Después sigue en movimiento la ley del péndulo. Beso.
Sí tienes razón, tenemos una hora cobarde,un instante de flaqueo, de melancolía, de cansancio...pero respirar hondo, desacansar, dejarse llevar por la mirada del paisaje, escuchar música que calme la sensación...y adelante.
Es verdad, ese punto de inflexión...
Besitos.
Pues me vas a permitir que secunde las palabras de mariajesúsparadela porque ella lo ha dicho tan bien y bonito que no quiero 'estropearlo'.
besos
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