Ese es el título del libro de memorias de la escritora Jeanette Winterson.
Tereixa Constenla, en el país cultural, escribe sobre él."(...)Jeanette Winterson fue adoptada a las seis semanas de nacer por un matrimonio de evangélicos pentecostales, integristas y pobres. Su padre era una figura cortocircuitada por su esposa, la señora Winterson, una extravagante depresiva obsesionada con el Apocalipsis, que guardaba un revólver en un cajón de trapos, cocinaba tartas cada noche para eludir el sexo conyugal y tenía dos dentaduras —una mate y otra perlada— que intercambiaba según las ocasiones. Los libros, excepto la Biblia, estaban prohibidos. “El problema con un libro es que nunca sabes qué contiene hasta que es demasiado tarde”, advertía a su hija.
Su madre despotricaba ante conocidos: “Esta niña es una ofensa para el cielo, para los muertos, para la naturaleza”. Repetía a todas horas que se había equivocado de cuna al elegir bebé. La pequeña se convirtió en un ser raro y solitario. “Nunca creí que mis padres me quisieran. Yo intenté quererlos pero no funcionó”, concluye en sus memorias. Le pegaban, la obligaban a dormir a la intemperie —jamás tuvo llaves de su casa— y la adoctrinaban en su fundamentalismo pentecostal. “Mi madre, la señora Winterson, no amaba la vida. No creía que nada pudiera hacerla mejor. Una vez me dijo que el universo es un cubo de basura cósmica, y después de pensármelo un poco, le pregunté si el cubo tenía la tapa puesta o no.
—Puesta-dijo-. Nadie se escapa”
Hizo que Jeanette almacenase rencor —“podría llenar con él una casa”— y furia contra todo. Pero suscitó algo bueno: la prohibición azuzó una rebeldía productiva en su hija. En la biblioteca pública de Accrington se leyó los tomos de literatura inglesa de la A a la Z, que la arrancaron de su mundo ruin y le dibujaron un horizonte infinito. Eso explica lo que ocurrió a partir de los 16 años, cuando la señora Winterson la echó de casa por su lesbianismo (“Has vuelto con el Demonio”, le dice; era su segunda relación con una chica) y protagoniza un memorable diálogo:
“—Jeanette, ¿puedes decirme por qué?
—Por qué, ¿qué?
—Sabes muy bien el qué.
—Cuando estoy con ella soy feliz. Feliz, sin más.
Asintió. Parecía que comprendía y pensé, de verdad, por un instante, que iba a cambiar de opinión, que hablaríamos, que estaríamos al mismo lado del muro de cristal. Esperé. Al final soltó:
—¿Por qué ser feliz cuando puedes ser normal?”.
La señora W, como la llama su hija, merecería ingresar en el olimpo de los arquetipos literarios si no tuviera un pequeño defecto: existió. A pesar de ella (¿o fue gracias a ella?), Jeanette salió adelante. Tras su expulsión del hogar, durmió y vivió en un viejo Mini hasta que una profesora la acogió en su casa y le ayudó a preparar el examen de ingreso para estudiar filología inglesa en Oxford. A partir de ahí cambió su vida. Escribió su primera obra a los 23 años, Oranges is not the only fruit (traducida aquí como Fruta prohibida), y se consagró. La novela ganó el Whitbread y fue adaptada por la BBC. Era netamente autobiográfica. Comenzó entonces una fructífera carrera literaria (en español Lumen ha publicado la Biblioteca Jeanette Winterson).(...)"
Si os interesa podéis leer el artículo completo: AQUÍ
Y después de leer esto, (gracias mamá) cómo no sentirme una privilegiada. Yo no quiero ser normal.
Un abrazo
20 comentarios:
Para tener una madre como esta loca, mejor seguir huérfana, aunque ahora aprecia mucho más la felicidad de ser ella misma.
Tú y ella sois normales y espero que muy felices.
Nadie tiene la patente de la normalidad, todos pensamos que lo somos.
Un besazo.
¿quieres decir que tu quieres ser feliz?
*ana, hay madres que no se merecen serlo. Gracias por tus palabras. Un besico :)
*mariajesus, me faltan dos personas para vivir más feliz de lo que soy ahora, una ya nunca la volveré a tener, la otra, soy optimista.
Un beso
Menuda maravilla noche, buscaré el libro, suena fantástico. Gracias!
Suele ser norma, gracias a esa rebeldía de la juventud, que de padres tan religiosos , o como en este caso fanáticos, salgan hijos agnósticos o ateos. Esto se dio mucho en la España franquista; una gran mayoría de los que sommos hijos de la posguerra (y un poco más adelante) se nos educó en el nacional-catolicismo, y salimos rojos o roji-negros y ateos.
El caso de UU. EE. es muy especial. Son terroríficamente religiosos, tanto, que si confiesas ser ateo, no te admiten en el país (lo digo por si alguien va allí de viaje que lo sepa y no diga que es ateo/a, sino lo que se le ocurra, pero que cree y sigue una religión.) Tan sólo un 2% de la población son no creyentes, y están muy mal vistos, tanto como los comunistas, algo que para un yanqui es como un demonio.
Saludos y un abrazo.
Y yo me pregunto: ¿Cómo le dejaron adoptar a esa tal señora Winterson y a su marido? ¿Acaso no les hicieron pasar unas pruebas de idoneidad?
El dejar a una criatura en sus manos, con esos mensajes destructores de autoestima, es casi como abocarla a la infelicidad. Por suerte Jeanette supo hacerles frente y no sucumbió ante ellos, aunque imagino que no le resultaría fácil.
¿Quién determina qué es ser normal y qué no? En este caso yo casi diría que quien no era del todo normal era la señora W.
Aunque digas que no quieres ser normal, ya lo eres; y te deseo que también seas muy feliz.
Besotes
espero que seas muy feliz ,por que una persona tan maravillosa como tu no se puede definir como alguien normal.
Un besazo
La vida difícil y complicada en personas fuertes les aumenta su capacidad de aguante y fortaleza, en personas débiles las destruye. Suerte. Bs.
¡Uff! Con madres como esa, dan ganas de ser lo más anormal posible.
Desde luego tiene muy buena pinta el libro, y que decir de su autora. Es como una flor hermosa abriéndose camino en medio de un paisaje abrupto pedregoso, desértico, frío y cruel.
Tu, nochita creciste en un oasis, así has salido, mis felicitaciones a la mejor jardinera del mundo.
Besos mil querida mosquetera.
Pau
Una historia interesante, una infancia triste y dura, pero al final sobrevive y parece feliz…
Tu eres tan normal como todos y aunque hayas perdido algo tan grande… puedes ser más optimista ; )
Un besote.
Impresionante y tremendo el estracto que has colocado. Tener una madre así es morir en vida.
Un abrazo
Que historia más desgarradorra, que pena, gracias que salió de ese infierno.
Buscaré algo de ella.
Un abrazo
Leí este libro hace poco. Si clicáis en mi nombre os llevará a la reseña.
Debo reconocer que me impresionó la vida de Winterson aunque escribe un poco histriónicamente. Para mi lo más importante de su vida y con lo que me quedo es que a los 16 años la echaron de casa de sus padres adoptivos, por lesbiana, pero sobrevivió viviendo en un "mini", trabajando en lo que le sálía para poder entrar en Oxford y realizar una licenciatura.
¡con 16 años!. Eso es superación personal y lo demás es prácticamente anecdótico.
La verdad yo no entiendo por qué le dan tanta portada a la homsexualidad, porque yo la veo como una relación sexual más; como a alguien que le gusta determinada cosa en el sexo de pareja. Eso y nada más; así que, no me parece que estén haciendo extravangancias en público para pedir reivindicaciones, estimo que hay otras formas. Y sí, son diferentes a los heterosexuales pero debemos aceptarlos sin ningún tipo de discriminación.
Un abrazo
Y es que, hay muuuusho miedico a la normalidad.
Besibrazos.
Gracias muchasssss gracias por no tener esas letras garabateadas que me llevan de quicio... Mil Gracias..... MUAAAAAAAAAAAAAAA
Me ha gustado la respuesta de la chica. Hay personas en la vida que marcan mucho, y a esta escritora la marcó su madre. La verdad es que en ocasiones la realidad supera la ficción y esta es una de esas ocasiones. Como dice el refrán no hay mal que por bien no venga.
Un abrazo.
Qué interesenta, Noche. Me perdí el artículo y me he perdido, de momento, la obra de esta escritora.
La respuesta de la escritora a su madre me recuerda mucho una anécdota que cuenta Maruja Torres en su libro Mujer en guerra. Ella, que quiso ser periodista, tuvo que luchar contra su madre, que quería que tuviera la seguridad de ser cajera en unos grandes almacenes. Cuando ya había triunfado y tenía un buen puesto en El País, y tenía una vida interesantísima, fue a cubrir una guerra, y fue tanta la atrocidad que ahí vio, que al regresar fue a ver a su madre y se puso a llorar mientras le contaba todo el dolor que había visto. Y se abrazó a su madre. Y en aquel momento su madre, en lugar de abrazarte, le dijo: Esto te pasa por no haber querido seguir siendo cajera toda la vida.
Durísimo. Es decir, yo te ofrezco una vida gris, una vida de mierda, pero sin sobresaltos. Te ofrezco lo que yo entiendo por normalidad. Y lo rechazas. Puees ahora te jodes.
Menos mal que los pensamientos de estas madres van siendo cada vez más residuales.
Un petó molt fort. Y ya sabes que me alegro mucho que no se te ocurra jamás la ordinariez de ser normal...
Lamentablemente hay más madres como ésta de lo que nos imaginamos. Es curioso como la literatura salva y abre las puertas a otra realidad en la que todo es posible, también lo bueno.
UN beso muy grande y gracias por traer esta historia, se me había pasado de leerla en el País. No conocía a esta autora.
También te deseo que seas todo lo feliz que puedas ser.
Un beso
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